¿Cómo puedo sanar después de un Divorcio?

El divorcio puede sentirse como un fin, pero también puede ser el comienzo de un nuevo capítulo lleno de posibilidades. Aunque doloroso, es posible encontrar la paz y reconstruir una vida llena de esperanza y propósito. ¿Cómo puedes sobrevivir a un divorcio, sanando desde adentro y redescubriendo tu alegría? Te invitamos a seguir leyendo.

Reconoce Tus Emociones después del divorcio

Aceptar y atravesar tus emociones es el primer paso hacia la sanidad emocional. No es raro experimentar una montaña rusa de sentimientos, desde la tristeza y la ira hasta el alivio. Permítete sentir y no reprimas tus emociones. Recuerda que es normal pasar por las etapas del duelo, tal como lo harías con cualquier otra pérdida significativa.

El proceso de divorcio puede durar meses, y a veces años, antes de que culmine su proceso emocional. Durante este tiempo, se experimentan dos dinámicas diferentes: una es legal y la otra es psicológica. Una vez que se comunica la decisión del divorcio, el efecto puede ser muy fuerte para quien no tomó la determinación de la ruptura.

No dudo que para ambas partes sea doloroso y difícil, pero para la persona que se abandona es más devastador. Con frecuencia, este proceso es similar a un duelo y se pasan por las mismas etapas como si la persona hubiera fallecido: negación, ira, tristeza profunda, negociación, hasta llegar a la aceptación.

En muchas ocasiones este duelo es muy real, no solo afectando a los miembros de la pareja, sino también a los hijos. En algunos casos, puede impactar a otros miembros de la familia que sufren también. He escuchado a bastante gente que pasa por un divorcio, describirlo como un proceso de muerte. Es como la viudez, pero en este caso tiene la complejidad de que la persona muerta está viva y caminando por ahí. En el divorcio, de alguna manera, la otra parte falleció, y con la persona también fallecieron las metas, los sueños y las esperanzas de unos proyectos de pareja o de familia.

Busca apoyo Espiritual y Emocional

Apoyarte en tu fe y buscar consejería espiritual puede ser un pilar en estos momentos. La oración, la meditación y la participación en comunidades de fe pueden ofrecerte consuelo y fortaleza. Además, considera la terapia o grupos de apoyo donde puedas compartir tus experiencias y aprender de otros en situaciones similares.

No reprimas tu llanto. Es importante llorar. Las lágrimas son una fuente de ventilación extraordinaria. Si eres madre o padre, estoy segura que, pensando en el bienestar de tus hijos, más de una vez te hayas tragado las lágrimas o te hayas escondido para llorar. También puede ser que trataras de proteger a tus padres o hermanos de que no te vean sufrir. Sin embargo, te recuerdo que es importante que tengas espacios para llorar y hasta gritar, de ser necesario.

Es muy reconfortante llorar en la presencia del Señor. Las lágrimas que no se derraman y se quedan guardadas en nuestro interior se pueden convertir en condiciones físicas y en traumas emocionales más fuertes en el futuro.

Cuida de Ti Mismo

El estrés del divorcio puede afectar tanto tu salud física como emocional. Renueva tus fuerzas haciendo cosas que te gusten, aliméntate bien, practica algún deporte, comparte con amistades saludables, activa tu red de apoyo familiar, toma vitaminas, duerme por lo menos siete horas y no más de nueve. Cuídate, ámate y valórate.

Jesús dijo: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso» (Mateo 11:28).

Establece Nuevas Metas y Sueños

El divorcio, aunque un fin, también ofrece la oportunidad de rediseñar tu vida. Piensa en lo que siempre quisiste hacer y no pudiste, ya sea un hobby, un nuevo campo de estudio o un cambio de carrera. Establecer nuevas metas puede motivarte y darte un sentido de dirección y propósito.

Transforma el sufrimiento en una oportunidad. Las angustias y los temores que se presentan después de un divorcio pueden ser muchos. Es lógico que la separación de esa persona evoque nostalgia. Hay casos donde el dolor se percibe de forma insostenible. Es vital hacer de manera intencional una renovación continua de la mente, aprovechando lo mejor de la experiencia.

Como ya planteamos, toda pérdida enseña algo. Habrá días en los que sientas tristeza, agotamiento y desánimo. Sin embargo, identifica cómo cada día es una oportunidad para resurgir.

Jesús enseña este principio: «Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, se queda solo. Pero, si muere, produce mucho fruto» (Juan 12:24).

Protege el Bienestar de tus Hijos

El divorcio no solo marca una ruptura entre dos personas, sino que también puede afectar profundamente a los hijos. Si los participantes primordiales de la relación, que son los adultos, suelen tener un impacto psicológico profundo en el divorcio, cuánto más los hijos. Sucede en muchos casos que los adultos, mientras están pasando el proceso de duelo, no tienen los medios, las fuerzas ni el ánimo para manejar otro sufrimiento que no sea el suyo propio. Cada uno puede estar inmerso en el dolor, dentro de un asunto que tiene un impacto directo en su estima, identidad y estabilidad.

Los niños tienen una capacidad extraordinaria para adaptarse. Los adultos pueden tener la madurez espiritual y la inteligencia emocional para afrontar la ruptura de forma armoniosa y saludable. A toda costa, se deben hacer todos los esfuerzos posibles para que no se afecten en ningún sentido.

Además, cuando el matrimonio ha sido contencioso, los hijos ven el divorcio como una liberación. Están en paz con el hecho de que no presenciarán más discusiones, celos, maltratos, alcoholismo, adicciones y abusos. He tenido en terapia unos cuantos hijos de la violencia que me dicen que no ven la hora en que sus padres se divorcien.

Eso nos recuerda este texto bíblico:

«Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios» (1 Corintios 7:15).

Mantén la Calma y la Perspectiva

Es esencial manejar tus emociones respecto a tu ex para no influir negativamente en tus hijos. Estas preguntas pueden ayudarte a reflexionar sobre tu conducta:

  • ¿He evitado que mi enojo afecte la relación con mis hijos?
  • ¿Estoy dispuesto a hablar con ellos si tienen dudas sobre el divorcio?
  • ¿Cómo puedo separar mis sentimientos hacia mi ex de su papel como co-padre?
  • ¿He logrado evitar castigar a mi ex utilizando a mis hijos?

Aunque no es fácil, es importante que se tenga cuidado de no descargar en los hijos las emociones que se están enfrentando con el excónyuge. En la medida en que esté a tu alcance, tampoco se debe permitir que la relación de tus hijos se afecte con su papá o su mamá. Nunca les hables en forma negativa o despectiva de la otra parte. Recuerda que deben mantener una buena imagen de ambos padres, aunque no puedan funcionar juntos como pareja. Hay que cuidarse de no utilizar a los hijos para nuestros propios beneficios.

Promueve Relaciones Saludables

Fomenta que tus hijos pasen tiempo de calidad con ambos padres, a menos que haya problemas de violencia o seguridad. No trates de «comprar» su cariño con regalos; más bien, trabaja en construir una relación basada en amor y respeto mutuo.

En terapia, uno de los aspectos que más se trabaja con hijos que sobreviven a un divorcio son los sentimientos de culpa. Casi todos los niños, dependiendo de la edad, pueden pensar que provocaron la disolución o creen que pudieron hacer algo para evitarla. Incluso, pueden creer que son niños malos y comenzar a comportarse como tales. Es de suma importancia recalcarles que no tienen nada que ver con la decisión que se tomó. La decisión fue de uno de los adultos o de ambos. Suele ser un gran alivio para los niños o los adolescentes escuchar que no tuvieron nada que ver con que se decidiera terminar la relación de pareja y destacarles las cualidades maravillosas que poseen.

A los hijos solo se les da la información que pregunten. No se les debe dar más detalles. Cuando preguntan, es porque están preparados para recibir las respuestas. Sin embargo, debe velarse que, por causa del dolor emocional, el enojo o la frustración de los adultos, se les digan cosas que no necesitan escuchar o que les causarán daño a corto o largo plazo. Tu excónyuge y tú, como adultos, pueden tener muchos recursos para redirigir sus vidas, pero los hijos de ambos son dependientes para lograr satisfacer sus necesidades de protección, seguridad, estabilidad y amor.

Busca Ayuda Profesional Si Es Necesario

Si observas signos de depresión, ansiedad o cambios en el comportamiento de tus hijos, considera buscar ayuda profesional. Algunas señales incluyen baja en el rendimiento académico, aislamiento, o cambios

Este blog fue inspirado en el libro: Gana La Batalla En Tu Interior – De la Dra. Lis Milland

Un libro altamente recomendado si estás pasando por batallas emocionales en tu vida: Puedes conseguirlo aquí

Sabemos que una lectura puede no ser suficiente, por eso te recomendamos:

Lectura: Restauración matrimonial: Una oración por mi matrimonio

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